23.8.06
Todas las voces todas
Ensordecedor por momentos, intenso, siempre. Pero la historia siempre empieza motivada por flojeras... por eso, el comienzo, como siempre, fue flojísimo: caras caídas en el crepúsculo de la jornada laboral, nada que decir, o lo suficiente como para repetir lo mismo de siempre, como siempre.
Pero siempre, como siempre, cae rodando desde el pico más alto el muchacho del peinado a dos aguas con, como siempre, el desquicio de una fatalidad leve, con la incipiente catástrofe benévola que siempre, como siempre, termina en el eco de las risas. Como un monito saltarín, le pega al piso con los pies, y su risa disfruta de la mía. Sí, sé que, como siempre, sólo yo puedo reírme de esas cosas, pero el cumple me había puesto festivo, qué se yo...
Entre mensajes de textos que extienden la incredulidad, empieza a llegar la troupe del Gnomo, y por algún motivo se me hincha el alma. Es que se trata, verdaderamente, y como siempre, de un desfile de entrañables: la señora abogada que se sumó a las filas a pesar de su convalecencia y que sin darse se cuenta empezó (como siempre) a trastabillar con compotas sucias en las manos, y que no se metan con la Britney y que el Titanic se hundió en la Grecia Antigua, y no se discute más...; la imitadora de la Mujer Maravilla -la mejor de la zona, sin dudas, y parece que se larga con las giras barriales- que al principio me lanza una injusticia y nunca entiendo si es en serio, y después, aporta la mejor mímica de la noche; la rubia renegada que reniega y reniega pero termina cayendo en la terminología de los chicos de la TV y que seguro, como siempre, en vez de irse a dormir se fue a sufrir alguna citas a ciegas en Azul Profundo, mientras se queja, con total descaro, de su maldito viaje a las costas de Yucatán; la mejor producida de la fiesta que se me quiebra, se me quiebra, pero vamos que resistió y ya está casi entera; y, finalmente, la hermana culta que concluyó la noche sumamente preocupada por el bienestar de ya no recuerdo qué estrella del pop regional. La Colorada, sumo artífice, la dueña de la varita, silenciosa, sonriente, sabe que una vez más se salió con la suya, y debe verlo en mi estado de ánimo, o en la cara de mis amigos, quienes en la por momentos imposible interposición de voces y risotadas, me dejaron tatuado en la espalda un cumpleaños para el recuerdo. Quién podría haberme pronosticado que ahora, ya tan viejito, iba a disfrutar tanto de estas cosas....
No me quedó claro quienes eran los bloggeros lamentables, sí que son lamentables, ni si la modelito sufre en efecto la madre de todas las enfermedades modernas, ni si en serio me gané una Vaca gratis, o dos, ni si Pink es lo mejor de los últimos años, o del siglo entero... como sea, categóricamente, como el dueño de La Nada, me despido con un Gracias Totales, y nos vemos en el próximo cumple...
Post Data: no sé si me gané el premio al mejor Post-Crónica de la noche, pero a veces el corazón anula la creatividad literaria, o bloggera, o como fuere...